martes, 24 de noviembre de 2009

Cuenta Conmigo

Muchas veces nos hemos encontrado con familiares y/o amigos que están pasando momentos anímicos sumamente difíciles y no sabemos cómo ayudarlos para que superen ese “bache”. En ocasiones, nos erigimos como jueces haciendo juicios “a priori” y, asumimos que al darle uno que otro consejo, siempre desde nuestro punto de vista, se le ha solucionado el problema, pues nada más lejos de la verdad, lo que logramos es que se hunda aun más en la depresión y en la incertidumbre.

Cuando una persona comienza a experimentar sensaciones de apatía ante todo lo que le rodea, se aleja del mundo exterior, hasta el punto de negarse a realizar alguna actividad, debemos asumir que estamos ante un individuo que requiere, en primera instancia, ayuda urgente, especialmente, de la familia y/o allegados. Al menos, que sea una situación duradera en el tiempo y, en este caso, se haría necesario solicitarle ayuda médica especializada.

Ante este tipo de situaciones, muchas veces cometemos alguna que otra torpeza, tales como: tienes que poner de tu parte”; “levántate de esa cama”; “sal a caminar”, “mente positiva”; “debes de salir adelante" y, pare usted de contar. Estas frases son contraproducentes para alguien que permanece bajo un estado de tristeza o desesperanza, por las circunstancias que fuere, porque si cada individuo tuviese la capacidad para salir fácilmente de una o aflicción, sería la panacea.

En estos casos, si realmente le queremos ayudar, debemos de tomar en cuenta varios factores: brindarle nuestro apoyo incondicional, que perciba que nuestra presencia es un factor de solidaridad y que puede contar con nosotros. En todo caso, debemos ser lo suficientemente pacientes para escuchar el porqué de su angustia y convertirnos en atentos receptores, de manera que se sienta aliviado al momento de expresar sus angustias y temores. Todas las demostraciones de afecto y compresión que le prestemos, juegan un papel muy importante porque en cierta forma, contribuimos a subirle el ánimo y estamos siendo partícipes de su situación.

Este tipo de eventos implica un proceso lento, entonces, podemos comenzar por invitarle a oír un poco de música, por otra parte, los niños son motivadores de alegría, ternura e ilusión, es muy positivo comentarle los logros de algún pequeño que forme parte del entorno familiar o amistoso, porque es un estímulo importante para la persona que siente que no es capaz de salir adelante por sí mismo.

Invitarlo a salir a caminar un rato y conversar de cosas completamente distintas a lo que le sucede, que giren en torno a cosas positivas, sin olvidarnos que está deprimido y que realmente tiene un problema. Tratar en lo posible de no imponer nuestro punto de vista y que nuestras demostraciones de afecto sean constantes sin llegar a la exageración. Además, debemos colmarnos de mucha paciencia y de un infinito deseo de que esa persona salga de la tristeza que lo invade. Es muy importante motivarlo paulatinamente, a que lleve a cabo actividades menores y, a ingerir alimentos ricos en proteínas, de manera que poco a poco vaya nivelando su estado anímico.

Apoyarlo pero sin que tenga la sensación de que lo estamos abrumando, expresándole nuestros sentimientos con palabras que logren reforzar su auto-estima, que perciba la sensación de que pueden contar con nosotros en cualquier circunstancia, sobre todo cuando estamos dispuestos a regalar amor sin cortapisas de ningún tipo.

Existe un remedio súper eficaz para estos males, que es capaz de remover los cimientos de la depresión y reducirlos a la más mínima expresión y, es demostrar con hechos que somos capaces de amar en mayúscula a nuestros semejantes, con sus defectos y sus virtudes. Siempre debemos tener presente que cuando damos sin límite recibiremos de vuelta en la misma proporción o mucho más, porque generamos un movimiento universal sin precedentes que sólo el amor es capaz de activarlo.
Muy Buena Suerte.

No hay comentarios: