Reflexionemos: “….Hago mi oído sordo a toda palabra que se aparte de la verdad…”. “…Fango que se arroja contra una persona, es tierra que se desperdicia…”.
Nunca olvides que todo aquel que trae comentarios malsanos o dañinos de otras personas, también los llevará de ti. Por lo tanto, no le otorgues tu espacio ni le des poder a seres negativos que lo único que logran es perturbar tu paz espiritual y, por ende, contaminan el ambiente y tus relaciones personales. Piensa y reflexiona que las habladurías inofensivas no existen.
Debemos tener en cuenta el siguiente proverbio “…Por mis palabras seré justificado y por mis palabras también seré condenado…”.
Decide que a partir de este momento harás oídos sordos a todo tipo de murmuraciones y comentarios desfavorables y, te ocuparás solamente del amor, de la sabiduría, de lo positivo y de buscar en las personas más virtudes que defectos, porque este comportamiento también forma parte de la “Ley de la Atracción”.
Procura atraer a tu vida conversaciones constructivas porque los rumores, comentarios perniciosos, chismes y habladurías generan en tu espacio elementos perjudiciales que van minando tu espíritu e inconscientemente vas atrayendo a tu vida lo negativo que criticas de otras personas. Todo lo que trabajamos a través del amor, la fe, la esperanza y el respeto por el prójimo sirven de sanación y enriquecen nuestro entorno.
Sabemos que es un ejercicio difícil de cumplir en el mundo convulsionado en el cual los seres humanos nos estamos desenvolviendo, pero podemos hacer un esfuerzo y a medida que lo vayamos practicando llegará un momento que, sin darnos cuenta, desechamos automáticamente todo rumor destructivo que llegue a nuestros oídos y nuestro corazón estará regocijado de una inmensa tranquilidad.
Afirma: “…Hablo solamente palabras de amor, de salud, de paz, de prosperidad, de riqueza, de abundancia, de todo lo positivo, porque la palabra hablada tiene el poder de atraer lo que decreto…”.
Muy Buena Suerte
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